
Amenábar nos muestra el eterno enfrentamiento entre la razón y el fanatismo religioso. La primera se encarna en la figura de la filósofa Hipatia, personaje histórico cuya biografía nebulosa permite al guionista dar rienda suelta a su imaginación, lo que creo que redunda en beneficio de la historia que se cuenta.
El fanatismo está representado por un cristianismo pujante, que acaba de ser “legalizado” y que aspira ya a convertirse en la única religión oficial del Imperio, desterrando a la pluralidad de cultos paganos.
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